Es conocido que los aromas tienen el poder de transportarnos a diferentes lugares, pueden traer a nuestra mente recuerdos, situaciones y personas. El poder de la aroma-terapia radica en el sentido del olfato y su conexión directa con el sistema límbico el cual regula nuestras emociones. La aroma-terapia se complementa con la terapia de aceites esenciales, la cual utiliza el extracto de plantas para equilibrar la salud del ser humano, tanto física como mental. Esta práctica holística puede ser usada de manera preventiva, y activa para el tratamiento de enfermedades.
La aromaterapia se puede definir como el uso controlado de aceites esenciales para mantener y promover el bienestar físico, psicológico y espiritual. —Gabriel Mojay
La utilización de estos aceites debe hacerse bajo control de un terapeuta especializado.
Advertencia: nunca se deben ingerir o aplicar sobre la piel aceites esenciales en su estado puro, se deberá mezclar con un aceite vegatal base o portador en sus debidas proporciones.
Árbol de té: Fatiga, agotamiento mental y físico. Falta de emotividad, de creatividad y de fuerza. Para personas que suelen perder con facilidad su energía vital; que han bloqueado sus emociones y se sienten sucias y/o indefensas.
Geranio: Pasividad, indecisión, pérdida de la fuerza de voluntad, estancamiento. Para las personas que les cuesta plasmar sus ideas, se bloquean y les falta fuerza para cambiar la situación. Su mente se mantiene en constante actividad, mientras ellas permanecen pasivas y estáticas. Les aporta entusiasmo, concreción, equilibrio, desarrollo de la creatividad. Integra la voluntad y el pensamiento.
Mirra: La mirra ayuda a restañar las heridas y borrar las cicatrices emocionales, aportando claridad de visión interna, permitiendo la conexión espíritu-mente-cuerpo; insufla el valor necesario para enfrentarse a sus propios miedos y motivaciones para vivir plenamente.
Canela: Útil en personas que parecen no interesarse por nada. Viven en su propio mundo de fantasías. Carecen de la capacidad de transformar sus propios sueños en realidad, por haber bloqueado sus sentimientos, emociones y creatividad.
Lavanda: Agitación, ansiedad, impaciencia, inquietud, desasosiego, angustia, cansancio, abatimiento. Indicado en personas que están desarmonizadas. Para los que están desequilibrados afectivamente, inquietos, irritables, estresados y alarmados. La Lavanda armoniza y equilibra las emociones, ayuda a las prácticas espirituales, aporta paz, armonía, calma, serenidad.
Romero: Olvido, desarraigo, aislamiento, desagradecimiento. Para personas a las que les cuesta mucho concentrarse. Para los que no quieren aprender. Son personas hurañas, esquivas, desatentas. En general se produce una desconexión entre el sistema de transmisión de la mente y el cuerpo. Este equilibra las funciones de transmisión interna y ayuda a vivir positivamente en plena comunicación con uno mismo y con los demás.
Manzanilla: Ansiedad, desequilibrio emocional, hipersensibilidad, angustia con opresión en el pecho. Cambios emocionales bruscos. Personas que suelen cambiar de estado de ánimo fácil y rápidamente. Tendentes a las tensiones físicas y trastornos psíquicos. El estrés forma parte de ellas. Duermen mal, sufren pesadillas y a veces sonambulismo. Se conmueven fácilmente.
Tomillo: Depresión endógena, ansiedad, tristeza, hipocondría. Carencia de fortaleza física y espiritual para salir de las crisis. Para personas que nunca paran y llegan al agotamiento extremo. No reconocen sus límites y no hacen nada para invertir la situación hasta haber agotado todas sus defensas, psico-físicas.
Rosa: Antidepresivo, ansiolítico, antiespasmódico.
Bergamota: Antiséptico, astringente.
Sándalo: Antiséptico, ansiolítico.
Ilang-ilang: Antiséptico, afrodisíaco.
Mirra: Antiséptico, ansiolítico.
Azahar: Sedante, ansiolítico, antiespasmódico.
Manzanilla: Sedante, antiespasmódico.
Albahaca: Estimulante, descongestionante.
Romero: Antiséptico, estimulante, diurético.
En estudios de laboratorio y estudios animales, se observó que ciertos aceites esenciales tienen propiedades antibacterianas, antivíricas, antifúngicas, efectos calmantes, o energizantes.